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EL PAÍS

La cuenta atrás que ahoga a los tenistas y enciende a Djokovic: “La regla es la regla, ¿no?”

El serbio, cuartofinalista, secunda el rechazo de Alcaraz y otros jugadores a la norma reciente que dispara de manera automática el reloj entre punto y punto

Djokovic devuelve de revés durante el partido contra Musetti en Miami.

Termina la historia más o menos como empezó, con una doble falta. Pero esta vez el beneficiado es Novak Djokovic, que había comenzado el duelo frente a Lorenzo Musetti en falso, cediendo el servicio en la apertura del partido; al final, sin embargo, al que le tiembla el brazo es al italiano, quien se excede en el segundo envío y termina entregándose, rutina ya en los encuentros entre ambos, ocho a uno en el cara a cara. Final feliz para el veterano serbio, mirada afiladísima hasta entonces, lo que en su caso se traduce como una magnífica señal. Adentrado ya en los cuartos de final del Masters ...

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Termina la historia más o menos como empezó, con una doble falta. Pero esta vez el beneficiado es Novak Djokovic, que había comenzado el duelo frente a Lorenzo Musetti en falso, cediendo el servicio en la apertura del partido; al final, sin embargo, al que le tiembla el brazo es al italiano, quien se excede en el segundo envío y termina entregándose, rutina ya en los encuentros entre ambos, ocho a uno en el cara a cara. Final feliz para el veterano serbio, mirada afiladísima hasta entonces, lo que en su caso se traduce como una magnífica señal. Adentrado ya en los cuartos de final del Masters 1000 de Miami y sorteada esta prueba de nivel, el balcánico saborea un triunfo (doble 6-2, tras 1h 23m) que le sabe a gloria porque hacía tiempo que no disfrutaba sobre la pista; básicamente, desde que venciera a Carlos Alcaraz en Melbourne, en enero. Pero esta vez sí lo hace.

Aflora una buena versión que, en el caso de continuar, tal vez podría guiarle hacia su título 100 en la élite. No hay tacha alguna en esta intervención de Djokovic, sino más bien lo contrario; autoridad y determinación, además de haber tocado bien la pelota y de haber encontrado esos ángulos que últimamente se le resistían. Queda por ver si su próximo rival, Sebastian Korda, puede saltar a la pista o no este mismo miércoles, teniendo en cuenta que ha tenido que ser atendido de la muñeca durante el pulso con el francés Gael Monfils (6-4, 2-6 y 6-4) y el estrecho margen que hay para la recuperación. En cualquier caso, allí se encontrará con el cuartofinalista más longevo del torneo —38 años el 22 de mayo—, al que le asoma ya alguna que otra pata de gallo en la expresión. Para todo el mundo se acaba el efecto del formol, incluso para él. Djokovic y el tiempo.

Quiere él continuar, mientras los que observan se plantean si, dados los acontecimientos, de esa rotura de menisco del curso pasado al percance muscular que le apartó abruptamente de Australia hace dos meses, el declive físico es ya una realidad imparable o bien será capaz de remontar, como casi siempre. Lo hace también esta vez ante Musetti, y quizá haya que mirar hacia la silla del juez para dar con el desencadenante. Nole enfadado, el Nole mejor. Una vez igualados los dos juegos de desventaja del comienzo, Djokovic coge aire tras un intercambio intenso y el irlandés Fergus Murphy le penaliza con un warning, a lo que el campeón de 24 grandes reacciona con un señor cabreo, al entender que más allá de la normativa, el juez debería haber sido más condescendiente con él por la longitud del peloteo. Amaga primero y luego, al ir a sentarse después de haberse hecho con el tercero de los nueve juegos sucesivos que va a firmar, protesta.

— ¿No es el primer partido de tu vida, verdad? Es el quinto juego del partido y la primera vez que me paso un segundo, me pitas un warning.

— Porque el reloj se dispara de manera automática, Novak.

— Así que, básicamente, el que me pita el warning es el reloj, no tú...

— Es el sistema actual. Al empezar automáticamente, tienes que seguir el reloj.

— ¿De modo que nunca has entendido el momento del partido? Veníamos de un intercambio largo, pero las reglas son las reglas, ¿no?

— No se trata de mí, sino del procedimiento… Solo digo que vigiles el reloj, yo no lo controlo. Lo hacemos así desde hace un año.

En 2018, durante el transcurso del US Open, la ATP implementó una nueva regla que visibilizaba la cuenta atrás a la hora de sacar, con un margen de 25 segundos determinados sin fisuras por la máquina. Es decir, el reloj en pista, o lo que algunos profesionales interpretaron —todos los ojos apuntaban a Rafael Nadal— como una medida de presión. Seis años después, durante el pasado otoño, el organismo dio un giro de tuerca más con el objetivo de dinamizar al máximo el juego y evitar que se dilaten los partidos, en ese afán por captar a la audiencia joven y evitar fugas en la tradicional; en concreto, ya no iba a ser el árbitro quien activase el crono, sino que desde entonces sucede de forma automática, tres segundos después de que termine cada punto. Da igual la mayor o menor extensión de este; prácticamente conforme acaba, la tecnología aplica la norma y el segundero, en un costado, retrocede.

De Queen’s a Shanghái

Se testeó primero en la gira de hierba, donde las demoras son menos frecuentes, y ya hubo una primera queja. Carlos Alcaraz, que no es sospechoso de retrasarse, alzó la voz en Queen’s. “La han puesto [la regla] y no han consultado nada. Me parece totalmente un error no dar tiempo al jugador. No te da tiempo ni a pedir las bolas; te da tiempo a pedir dos, pero casi no puedes ni botarla. Directamente tienes que sacar”, lamentaba el murciano; “es una manera de ahogar al jugador, de no dejarle hacer sus rutinas ni dejarle respirar entre punto y punto, lo cual influye en el espectáculo, porque no permite que demos el cien por cien en cada punto. Y a mí, personalmente, no me gusta nada”.

En octubre, la aplicación se trasladó de esos torneos de categoría ATP 500 a los Masters 1000, en Shanghái. Y otra vez, la novedad dio que hablar. “Lo han hecho sin notificárnoslo a ningún jugador. Entiendo que quieran acelerar el ritmo de los partidos, pero al mismo tiempo tenemos que saber cómo va a ser”, se pronunció Djokovic. El estadounidense Frances Tiafoe abandonó la pista insultándole al árbitro, tras haber recibido un segundo warning en un instante clave porque así se lo decía el chivato al ecuatoriano Jimmy Pinoargote, y el griego Stefanos Tsitsipas le recriminó precisamente a Murphy que no tenía “ni idea” de tenis, a la vez que esgrimía que los jugadores necesitan tiempo porque el tenis es “un deporte físico” y demandaba a su vez “compasión”, dado que no se trata de “jugar a los dardos”. No obstante, el margen interpretativo del que antes disponían los jueces ha desaparecido, ya que ahora no son ellos los que pulsan el botón.

Durante el duelo con David Goffin del pasado sábado, Alcaraz, apeado finalmente por el belga, le recriminó al árbitro que le apercibiera al sacar cuando trataba de coger aliento en un instante del tercer set. Posteriormente, el español, de 21 años, incidió en la reprobación de unos meses atrás en Londres. “Simplemente le he dicho que esa norma del tiempo es ridícula. Ellos quieren hacer que el tenis sea un poco más rápido, pero los márgenes son ridículos. Por eso me he quejado”, reiteró el murciano, que en enero ya reprendió a Murphy, de nuevo protagonista, al ser amonestado durante el choque con Jack Draper en Australia: “Es mi cuarto partido y eres el único árbitro que está así con el reloj. Tengo que ir a por la toalla y las bolas están al otro lado. No he tardado mucho... ¡Es de locos!”.

LLUVIA, RETRASO, SERENA Y DEL POTRO

A. C.

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